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    Nezahualcóyotl, Estado de México, 27 de mayo de 2025. El sedentarismo es una condición que afecta de manera silenciosa a millones de personas alrededor del mundo. En una sociedad donde las jornadas laborales frente a una pantalla son cada vez más largas, la falta de movimiento físico se convierte en un riesgo importante para la salud general. Sin embargo, la fisioterapia se posiciona como una herramienta esencial para contrarrestar estos efectos negativos y fomentar un estilo de vida activo.

    Según especialistas en salud musculoesquelética, la fisioterapia no solo atiende lesiones, sino que también promueve la prevención de enfermedades asociadas a la inactividad física, como dolores crónicos, obesidad, problemas cardiovasculares, entre otros.

    A continuación, te presentamos 10 consejos fundamentales desde la fisioterapia para evitar caer en el sedentarismo:

    Establece un horario para el ejercicio. Agendar momentos específicos para moverte, como caminar 30 minutos después del trabajo o realizar estiramientos al despertar, puede marcar una gran diferencia.

    Encuentra un deporte o actividad que disfrutes. No se trata de seguir una rutina aburrida. Bailar, nadar, andar en bicicleta o practicar yoga son opciones que, además de entretenidas, son saludables.

    Levántate y muévete cada hora. Si trabajas frente a un escritorio, pon una alarma para levantarte, estirar las piernas y hacer movimientos articulares simples. Este hábito mejora la circulación y reduce el riesgo de lesiones.

    Cuida tu postura. Una mala postura sostenida puede derivar en dolores cervicales, lumbares y cefaleas tensionales. Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios para corregirla y mantenerla.

    Realiza ejercicios de fortalecimiento muscular. Mantener músculos fuertes protege tus articulaciones, mejora tu equilibrio y te da más energía para enfrentar el día a día.

    Escucha a tu cuerpo. Si sientes molestias o fatiga excesiva, no lo ignores. El dolor es una señal de alerta. Consulta con un profesional en fisioterapia para recibir una evaluación adecuada.

    Varía tus actividades físicas. Cambiar entre diferentes tipos de ejercicio ayuda a evitar el desgaste excesivo en ciertas zonas del cuerpo y mantiene la motivación.

    Mantén un peso saludable. El sobrepeso incrementa la presión sobre rodillas, tobillos y columna vertebral. La fisioterapia puede ayudarte a estructurar un plan de movimiento acorde a tus necesidades.

    Haz estiramientos regulares. Estirar al menos dos veces al día mejora la flexibilidad y reduce el riesgo de lesiones musculares.

Cuida tu salud mental. El estrés y la ansiedad pueden paralizarte. Técnicas como la respiración diafragmática o la relajación guiada, utilizadas en fisioterapia, ayudan a equilibrar cuerpo y mente.

    La fisioterapia no solo se basa en ejercicios; también educa al paciente sobre su cuerpo, fomentando la conciencia corporal, el autocuidado y la autonomía en la prevención de enfermedades.

    “Muchos de mis pacientes llegan con dolores derivados de la inactividad prolongada y malos hábitos posturales. Lo sorprendente es que con cambios pequeños, guiados por una buena rutina fisioterapéutica, su calidad de vida mejora enormemente”, explica Lic. Daniela Rojo, fisioterapeuta certificada del Valle de México.

    Además, diversas investigaciones señalan que mantener una vida activa reduce hasta en un 30% el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y ayuda a controlar el azúcar en la sangre, mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.

    En conclusión, la fisioterapia es una inversión en tu salud física y mental. No esperes a que aparezca el dolor para tomar acción. Un estilo de vida activo, asesorado por un profesional, puede ser la diferencia entre una vida limitada o una vida plena.