Hacer cumplir la ley aunque tengamos que violarla: Las patrullas sin placas en el Estado de México.

    En el Estado de México, los ciudadanos se enfrentan a una realidad inquietante: las unidades de la policía y agentes de tránsito encargadas de hacer cumplir la ley a menudo circulan sin placas. Esta situación ha despertado gran indignación y desconfianza, pues los mismos vehículos que deberían actuar bajo la estricta observancia de las leyes operan en condiciones que contradicen la normativa básica de tránsito.

    El argumento detrás de la ausencia de placas en estas unidades es comúnmente justificado como una medida de seguridad. Sin embargo, para los ciudadanos esto representa una contradicción directa y un abuso de autoridad. Si los vehículos particulares están sujetos a fuertes sanciones por no portar placas, los vehículos oficiales no deberían gozar de impunidad ante el incumplimiento de una normativa clara y fundamental.

    Un “blindaje” innecesario

    Una de las justificaciones más escuchadas por parte de las autoridades estatales y municipales es que las placas pueden exponer a los agentes a mayores riesgos, al ser estas fácilmente identificables y rastreables. Sin embargo, esta justificación no es suficiente para muchos ciudadanos y expertos en derecho. En la práctica, se argumenta que el uso de placas oficiales no compromete la seguridad del personal en servicio; por el contrario, contribuye a la transparencia y a la confianza de la población en las autoridades, quienes necesitan saber que los oficiales que los supervisan también están sometidos a las leyes.

    Efectos en la percepción ciudadana

    La imagen de las patrullas y unidades de tránsito sin placas transmite una sensación de desigualdad ante la ley. Para muchos conductores del Estado de México, recibir multas o sanciones por faltas menores, como luces fundidas o incluso la falta de licencia en regla, resulta agravio cuando los vehículos oficiales parecen no someterse a ninguna regulación básica de tránsito. Los ciudadanos cuestionan: ¿cómo pueden ser estos vehículos los que supervisen el orden y la legalidad si circulan sin cumplir la ley?

    Consecuencias legales y sociales

De acuerdo con la Ley de Tránsito del Estado de México, circular sin placas es una falta grave que acarrea multas y en ocasiones, la retención del vehículo. Sin embargo, los vehículos oficiales parecen operar en una zona gris legal, donde las normas son aplicadas de forma discrecional. Esto genera un conflicto en la ética del cumplimiento de la ley, dejando una percepción de impunidad entre los ciudadanos, quienes observan a los oficiales actuar con una “doble vara”.

    El incumplimiento de las normas de tránsito por parte de las autoridades no solo menoscaba la confianza ciudadana, sino que también fomenta una cultura de permisividad en otros aspectos de la gestión pública y el cumplimiento de la ley. Los ciudadanos demandan que se establezcan protocolos claros y firmes que regulen el uso de estas unidades y se sancione el incumplimiento de la normativa.

    ¿Cambio en la normatividad?

    Ante la presión ciudadana y el aumento de las quejas, algunos representantes del gobierno estatal han mostrado interés en regular esta práctica. Sin embargo, hasta la fecha no se ha implementado una normativa clara que obligue a las unidades oficiales a portar placas. De aprobarse esta medida, representaría un paso significativo en el respeto a la legalidad y un esfuerzo para recuperar la confianza en las instituciones de seguridad pública.

    Opinión de expertos

    Juristas y especialistas en temas de derechos ciudadanos coinciden en que este fenómeno representa una falla en la ética pública. La falta de cumplimiento en los vehículos oficiales vulnera el estado de derecho, dejando en entredicho la capacidad de las autoridades para actuar de manera justa y equitativa. Además, recalcan que el respeto a la legalidad debe ser la primera muestra de ética pública en cualquier sociedad democrática.